Desde el momento en que nos situamos en una posición de peligro los sistemas cerebrales de información estratégica establecen una serie de mecanismos para salvaguardarnos.
Lo primero, es buscar refugio, si se ha identificado el peligro; segundo, poner a los nuestros bajo la protección y el liderazgo de un jefe; tercero, evaluar los elementos de defensa o ataque validando la experiencia previa ante un enemigo conocido o desconocido; y cuarto, encontrar las fortalezas y debilidades propias o ajenas para tomar la mejor decisión.
La incertidumbre es el fenómeno que se presenta ante la duda a la hora de tomar decisiones, bien porque no estamos preparados o porque las oportunidades de realizar algo no depende de nosotros.
En cualquiera de ellas, mantenemos una posibilidad de éxito o fracaso que se mide antes del enfrentamiento o a medida que se van realizando las acciones y se van evaluando cada uno de los cuellos de botella, o también llamados nudos, de difícil solución aparentemente.
El fenómeno de la pandemia establece prioridades de supervivencia. Se genera miedo porque no vemos el objeto del peligro y solamente escuchamos los resultados devastadores. No nos hemos enfrentado antes a algo parecido, o sea que no tenemos memorias de defensa o ataque y dependemos, en este caso, de la opinión de expertos que nos recomiendan lo que hay que hacer. No contamos con los recursos propios de salvaguardia sino elementos posibles sin seguridad completa.
La demora en la acción que nos lleva a realizar otra actividad diferente a la de enfrentarnos al problema se llama procrastinación, es decir, que vamos haciendo pequeñas cosas, necesarias o innecesarias, que no están relacionadas con la solución del problema planteado.
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El procrastinador (demorado en la acción) desencadena una inseguridad tal que le produce mucha más ansiedad que el enfrentamiento del problema. Al tomar la decisión, conveniente o no, producirá bienestar si acertamos en los objetivos o resignación ante el fracaso, que a su vez es de menor gravedad que el proceso ansioso.
La ansiedad es el proceso mental y neurológico de inestabilidad que se debe diferenciar del miedo, porque este último tiene un motivo o un generador real. En cambio, en el proceso ansioso no se logran delimitar los elementos a los cuales nos enfrentamos, y se vuelve una carga mental de resolver primero un problema, luego, de la solución o el fracaso, pasamos al plan B, y así sucesivamente.
Como estrategia es importante definir que el proceso mental ansioso le obliga a la persona a enfrentarse a supuestos que tienen poca probabilidad de ocurrir y que les damos más valor que a las posibilidades de éxito. Puede maximizar el éxito si es optimista teniendo una preparación acorde, o si es negativo aumenta las posibilidades de fracaso. Ese es el momento en el que tenemos que poner los pies en la tierra para disminuir el pensamiento catastrófico.
Diferenciar el optimismo del pesimismo no es tan fácil. Podemos pensar que todo se soluciona fácilmente así no tengamos elementos de soporte para el éxito, eso es ser optimista. Entonces, pues, el pesimismo le disminuye las posibilidades de éxito a todas las opciones. El mejor término es la preparación para obtener un valor de éxito y un plan B igual de valedero al plan A.
10 consejos para manejar la ansiedad producida por la incertidumbre
1 Prepárese adecuadamente para resolver los problemas y siga las recomendaciones de los expertos. No se deje llevar por la novedad, permita que otros lo hagan y decida después.
2. No deje que la imaginación le produzca puntos débiles que no hacen parte del asunto.
3. Resuelva un problema, luego el otro, y así sucesivamente. Nuestro cerebro no es multitarea ni funciona como un computador.
4. No se entretenga con pensamientos irrelevantes (pensamientos basura), sea real. Tome en cuentas los factores a favor y en contra.
5. Haga un balance y proyecte los procesos a corto y mediano plazo
6. Mantenga el equilibrio mental y deseche el pensamiento pesimista que no tenga elementos reales para el fracaso. No hable del tema si esto no aporta soluciones.
7. Cuando tenga un problema y no le encuentra solución, desentiéndase temporalmente, oiga música, salga, entreténgase, pero esté listo para la “chispa” o iluminación. El factor cerebral de soluciones, que aparece súbitamente, anótelo porque se puede olvidar tan fácilmente como apareció.
8. Haga de abogado del diablo, es decir, cuando haya una actitud negativa, actúe en forma contraria y defienda la opción contraria a su pensamiento.
9. Si nota agotamiento o desconcentración haga ejercicio, aliméntese bien o ingiera una carga energética con algo azucarado o un café. Estas opciones pueden darle la energía que su cerebro necesita.
10. No se obsesione con los cuellos de botella porque paralizan el proyecto. Deje que el cerebro trabaje solo y comente el problema con gente preparada pues en esos momentos suele aparecer la “iluminación”. Esta no tiene un componente místico ni religioso es la solución que hace nuestro cerebro en forma espectacular pueda resolver un problema.
1 comentario
Excelente los artículos me agradan mucho.