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Año Nuevo, rutina nueva: consejos para que el fin de las vacaciones sea dulce

Por Phrònesis
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Muchos iniciamos las vacaciones de fin de año con el pie derecho y nos despedimos de ellas con el pie izquierdo. La idea de volver al trabajo, la escuela o simplemente retomar nuestra rutina diaria basta para que algunas personas sufran los síntomas de la llamada “depresión posvacacional” y se pierdan de todos los beneficios que pueden ofrecer las vacaciones cuando sabemos administrarlas.

Partamos de una verdad bien sabida pero poco explorada: la mayoría de las personas se queja al final de las vacaciones porque siente que no tuvo suficiente tiempo libre. La solución no es solo invertir de forma inteligente nuestras vacaciones, entregándonos al descanso y a actividades que contribuyan a hacernos sentir bien: también es conveniente que veamos el tiempo fuera de la oficina como una oportunidad para reconstruirnos de cara al nuevo año, dejar de lado lo que no funciona y estructurar una rutina nueva que sea más compatible con nuestro bienestar. 

Establecer una rutina puede ser el comienzo para lograr objetivos

Una rutina puede ser entendida como un conjunto de hábitos adquiridos con el fin de cumplir una tarea al final del día o satisfacer las demandas laborales de la oficina. De hecho, la palabra rutina proviene del francés ‘routine’, que significa “curso de acción habitual” y proviene de la raíz “camino o vía”.

Es común escuchar a las personas quejarse de lo monótona de su rutina y lo infelices que se sienten, no obstante, vale la pena analizar el auténtico origen del problema (el mismo que todos deberíamos abordar durante las vacaciones de fin de año para iniciar el nuevo ciclo de la mejor manera).

Vacaciones de fin de año: el momento idóneo para emprender el cambio

Los psicólogos han encontrado que mantener una rutina diaria hace que nuestras vidas sean más significativas y coherentes con nuestros ideales. Las personas que siguen una rutina declaran sentirse más conectadas con su propósito de vida, en otras palabras, la existencia en este plano tiene sentido para ellas. Sin embargo, esto ocurre solo cuando nuestra rutina realmente corresponde con nuestros valores, principios y sueños; si nuestra vocación es la pintura pero seguimos una rutina que no le hace justicia, el resultado será una vida frustrada y sin contenido.

Sentiremos que desperdiciamos el tiempo y, en consecuencia, tarde o temprano el tiempo también nos dará la espalda. Las vacaciones de fin de año son una época propicia para traer todo esto a colación: un año viejo termina y uno nuevo comienza, de modo que, psicológicamente, resulta más sencillo estar abiertos al cambio. 

Pasos para construir una rutina que nos haga felices el resto del año

La rutina es uno de los últimos escaños en la pirámide de procesos mentales que nos hacen ser quienes somos. Deriva de los hábitos, que a su vez son consecuencia de los comportamientos y, estos, de las creencias, que provienen de los pensamientos. 

De modo que, para reestructurar nuestra rutina, debemos remover los pilares de nuestros hábitos actuales, deshaciendo las prácticas diarias que ya no son compatibles con nuestras prioridades.

  • Haz todo de forma distinta. No hay forma de cambiar nuestra rutina si nos aferramos a ella. Durante las vacaciones, es positivo atreverse a hacer todo de manera distinta: dormir hasta tarde si así lo queremos, tomarnos dos horas para desayunar y permitirnos saborear cada bocado, ponernos la ropa que no está permitido llevar a la oficina, dejar de afeitarnos por obligación… Todo esto nos ayuda a re programar nuestro cerebro, un procedimiento obligatorio para implementar cambios sostenibles a largo plazo.
  • Cuestiónate el escenario de tu vida. Sin las distracciones laborales asomando en cada esquina, resulta más sencillo tener tiempo de sobra para analizar lo que nos gusta (y lo que no) de nuestra dinámica de vida. Si descubrimos que las cosas no marchan de la mejor manera, al menos sabremos lo que necesitamos mejorar y podemos disponer de las vacaciones para trazar un plan de acción. Algunas preguntas clave pueden ser: ¿Siento que mi rutina actual contribuye a mi felicidad? ¿Me siento pleno haciendo lo que hago todos los días? Si pudiera elegir una actividad que realmente me apasione y hacer lo mismo por el resto de mi vida, ¿qué elegiría? Si el dinero y las obligaciones no importaran, ¿a qué preferiría dedicar mi tiempo? 
  • Haz algo que te asuste. Decir que necesitamos un cambio es mucho más fácil que tomar la decisión de cambiar. Los estudios sugieren que el miedo está basado en expectativas y percepciones que no siempre son reales; ya que nuestro cerebro solo puede procesar conscientemente una cosa a la vez, cuando hacemos algo que nos produce temor, el miedo desaparece.
  • Pon por escrito tus nuevas prioridades. Algunas investigaciones señalan que las personas que plasman sus metas por escrito pueden visualizarlas más vívidamente, se sienten más comprometidas y capaces de alcanzar sus objetivos. Esto puede deberse al proceso de codificación que ocurre cuando ponemos algo por escrito: los planes que establecemos viajan al hipocampo, donde nuestro cerebro los analiza y toman decisiones sobre lo que será almacenado en nuestra memoria a largo plazo y lo que será simplemente desechado. Se piensa que todo lo que escribimos tiende a ser recordado con mayor facilidad, se convierte en un “escrito sobre piedra” en nuestro subconsciente.

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