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Aire contaminado: el asesino silencioso

Por Phrònesis
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es el principal riesgo de salud pública en el mundo. 

La OMS estima que una (1) de cada nueve (9) muertes es el resultado de condiciones relacionadas con la contaminación atmosférica. Esto implica que al menos 7 millones de personas mueren por esta causa.

El aire tóxico causa un tercio de las muertes por accidente cerebrovascular, cáncer de pulmón y enfermedades cardíacas; casi tantas como todos los tipos de cáncer juntos e inclusive hablamos de una tasa muy superior a las muertes producidas por el VIH, la tuberculosis y la malaria.

El impacto de la contaminación del aire es más serio de lo que se había pensado

David Shukman, editor de temas de ciencia de la BBC, explica que el hecho de que las partículas suspendidas en el aire y los gases tóxicos y venenosos no se vean, no quiere decir que se les pueda restar importancia.

Las conclusiones del State Of Global Air publicado este año apuntan que la esperanza de vida de los niños que nacen hoy en día se reducirá en el futuro un promedio 20 meses por causa del aire contaminado.

Una de las máximas fuentes contaminantes del aire son los combustibles fósiles, como la energía que emana de los automóviles por el uso del combustible, el cual va emitiendo dióxido de carbono que asciende hasta la capa atmosférica.

Las fuentes de energía y la emisión de combustibles fósiles no solo tienen descarga desde los automóviles, sino también desde las fábricas y plantas de energía eléctrica.

Las partículas microscópicas emanadas por los combustibles fósiles se conocen como PM2,5. Tienen menos de un micrón de diámetro, es decir, en 1 milímetro caben 400 partículas. Un grano de arena es 20 veces más grande que una PM2,5. Estas partículas pueden llegar directamente a los pulmones y al torrente sanguíneo; se sabe que provocan enfermedades cardíacas, pulmonares y asma.

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Daños colaterales infinitos

Los científicos temen otros efectos: las partículas más grandes quedan atrapadas en la nariz, pero las más pequeñas pueden pasar por los nervios que conectan con el cerebro. Aunque esto aún no se ha confirmado, hay indicios de que la presencia de partículas PM2,5 en esta vía puede interrumpir las conexiones neuronales y conducir a la demencia.

El límite impuesto por la OMS es de 10 microgramos de PM2,5 por metro cúbico de aire como media anual. Algunas capitales de Latinoamérica llegan a una media anual de 20, y otros países africanos llegan hasta 50.

La contaminación afecta de forma diferente a las personas. Los niños y los ancianos son los más vulnerables, pero en definitiva las personas que ya están enfermas sufren los efectos más graves.

Calentamiento global

Otra consecuencia de la contaminación del aire es la retención de los vapores naturales de la Tierra en la atmósfera, como resultado de la presencia de gases tóxicos en el ambiente, lo que genera el aumento de las temperaturas. Por consiguiente, la temperatura de la tierra se mantiene mucho más cálida de lo que sería sin este efecto, rebotando el calor sobre la superficie terrestre y quedando atrapado por largo tiempo.

Esto se conoce como efecto invernadero y se le atribuye el fenómeno del calentamiento global, todo como una de las repercusiones de la contaminación del aire.

Los expertos coinciden en que además de voluntad ciudadana, se necesita con urgencia una acción política que impulse inversiones en energía saludable y acelere la acción para reducir la contaminación del aire.

Definitivamente, la contaminación del aire es uno de los problemas más severos en el mundo. Ninguna sociedad está exenta de ella, sin importar el desarrollo económico y social, todos somos sensibles a los efectos que genera este tipo de contaminación y a todos nos compete hacer algo al respecto. 

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