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Adicción a internet: ¿Qué tan dañina es?

Por Phrònesis
Adicción a internet: ¿Qué tan dañina es?

En un mundo constantemente movido por la internet, parecería descabellado pensar que se necesite de su restricción para mantener el buen funcionamiento de la vida. Del mismo modo que la luz eléctrica, el gas natural, el agua potable y los servicios de telefonía, tener acceso a la red se ha vuelto indispensable. Muchas de las tareas que realizamos diariamente serían “inimaginables” sin su presencia.

Sea por trabajo, entretenimiento, educación o comunicación, es cada vez más inconcebible la idea de vivir en nuestros días sin internet. Pese a esto, y para sorpresa de muchos, existen circunstancias que exigen la supresión de esta moderna herramienta.

La sociedad sin red

En Green Bank, un centro de investigación ubicado en Apalachia (Virgina), se encuentra uno de los más grandes telescopios del mundo. Este aparato está dedicado al estudio y entendimiento del universo. Gracias a este artefacto, toda clase de objeto existente en el espacio es susceptible de ser detectado.

La depuración de toda señal inalámbrica para el correcto funcionamiento del telescopio hace de Apalachia el hogar ideal para un grupo especial de personas electrosensibles.

Una extraña hipersensibilidad a la irradiación de señales inalámbricas ha cambiado la vida de algunos individuos. Nadie se imaginó que el uso extremo de internet generaría un efecto secundario en un segmento de la humanidad.

En las últimas décadas, algunas personas descubrieron una rara capacidad. La extrema sensibilidad a las señales de radio inalámbricas se abre camino en nuestros días. Los efectos físicos son tan fuertes que pueden poner en riesgo la vida de quienes los padecen.

El caso de Jennifer Wood

Siendo ya una mujer mayor, cuenta cómo perdió 27 kilos debido a su condición. Estuvo tres veces cerca de morir desde que descubrieron su extrema susceptibilidad a las radiaciones inalámbricas.

Todo comenzó a mediados de los años 90. Los síntomas se manifestaron con fuerza cuando explotó la era de los teléfonos celulares. Debido a esto, tuvo que mudarse en varias ocasiones y su carrera de arquitecta en Honolulu vio sus últimos días.

Cuando Jennifer se enteró de la existencia de un lugar libre de antenas (Apalachia), no dudó ni un segundo en trasladarse allí. Junto a ella vive un grupo selecto de personas en el mundo que poseen este “supersentido”. Para ellos, la vida resulta mejor alejada de los dominios de internet y la tecnología. Parece que la característica más preciada de las nuevas tecnologías -ser inalámbrica- ha desdichado la vida de estas personas a niveles inimaginables.

La ciencia aún no ha reconocido oficialmente como enfermedad la sensibilidad extrema y perjudicial a las radiaciones inalámbricas.

Esta sensibilidad extrema y perjudicial a las radiaciones inalámbricas no es reconocida aún como una enfermedad peligrosa. Los estragos a niveles físico y psicológico son tan fuertes que obligan a los afectados a mantenerse bajo aislamiento total de sus familias y seres queridos.

Vuelta hacia la naturaleza

En contraste al intenso sufrimiento que implica esta enfermedad moderna, resurge un aspecto olvidado por las nuevas generaciones. El contacto directo con la naturaleza y las personas ha germinado de nuevo. La hipersensibilidad a las señales inalámbricas no ha hecho que estas personas pierdan su característica social por naturaleza.

En este lugar, las conversaciones se tienen frente a frente. Todos interactúan entre sí ignorando la existencia de los artilugios tecnológicos. Es como si el tiempo se hubiese detenido en un mundo antiguo donde los pasatiempos, la música y los juegos se viven mirándose a los ojos siempre. Es el concepto básico de las redes sociales, no las que se llenan de “selfies”, sino las que te liberan y te permiten “ser feliz”.

El otro lado de la moneda

Si estas personas hipersensibles no sufrieran tal condición frente a las señales inalámbricas, posiblemente utilizarían Internet como el resto del mundo: diariamente. Lo que es difícil de determinar, es el grado de dependencia hacia la red que los conectaría a ella. Tal vez algunos la utilizarían como una herramienta para asistir sus vidas. Probablemente, otros sucumbirían al encanto de sus contenidos y caerían en adicción.

Así, una parte de la población ha desarrollado fuertes y diversas adicciones como consecuencia del uso excesivo de la red. Entre las más fuertes se encuentran la adicción a los videojuegos y la pornografía. Veamos por qué estos apegos modernos representan una alerta ineludible en busca de prontas soluciones.

Corea del Sur, conocida mundialmente por su compatibilidad con la tecnología, vio hace unos años un caso extremo. Una pareja con un bebé sufría de adicción severa a los videojuegos. Tal era su condición, que descuidaron a su hijo hasta que murió de hambre. Naturalmente, la pareja fue condenada a prisión. Lo irónico del caso es que en el juego que los atrapó tanto debían cuidar, proteger y alimentar a una niña.

Cabe, ahora, plantearnos una profunda reflexión: ¿Es la realidad actual tan indigna de atención?

Resulta más que complicado entender las fuerzas que mueven a un adicto a descuidar su propia integridad física (y la de sus seres queridos) solo por sumergirse en los placeres de su adicción. Hilarie Cash, Especialista en Adicción a Internet, cuenta con asombro increíbles casos de adictos a videojuegos e Internet. En ellos, se ven efectos secundarios como trombosis y amputaciones en extremidades. Las largas jornadas dedicadas a su adicción llevaron sus cuerpos al extremo.

En Corea y China parecen estar la mayor cantidad de incidentes. La devoción de los adictos llega a tal punto que no es disparatado ver cómo muchos gamers usan pañales para no perder puntos mientras van al baño.

¿Vale tanto la pena acumular vidas en un mundo irreal mientras atentamos contra la única real que tenemos?

La percepción de la realidad vs. ficción se pierde.

El mundo real vs el mundo virtual

La mayor de las luchas a las cuales debe enfrentarse un adicto a la internet y/o los videojuegos es aprender a priorizar entre la realidad y la ficción. Bajo el enfoque correcto, esta puede ser la mejor manera de eliminar los apegos. Si aprendes que la realidad es más encantadora que la ficción de lo virtual, por muy avanzada y fascinante que parezca, podrás mantener tu salud mental y física en sintonía con la realidad.

Por lo general, los comportamientos con tendencias adictivas involucran otras compulsividades. Por ejemplo, hacia las drogas, la pornografía, el alcohol y la pérdida parcial o total de las relaciones sociales y familiares. Incluso, hay casos que contemplan tendencias suicidas: un punto realmente extremo que nadie debería alcanzar.

¿Cómo evitar las “ciberadicciones”?

Definitivamente, la clave está en trabajar el autocontrol. Cada persona tiene sus razones particulares para llegar a una adicción. Sin embargo, la autorregulación de las emociones constituye un arma poderosa en contra de los comportamientos compulsivos.

Siguiendo el debido proceso, somos potencialmente capaces de controlar nuestras emociones y deseos. Quien está seguro de su propia esencia, sabe bien que no puede apegarse a aquello que daña su bienestar. Este comportamiento, permite tomar lo bueno de las experiencias y ponderarlo respecto a lo malo. Por la fuerza de la asertividad, una persona que no se deja dominar por las adicciones dice no cuando es oportuno. Prefiere el bienestar propio junto al de los demás por encima de las conductas destructivas.

Conclusión

Aquellas personas hipersensibles a las señales inalámbricas, de las cuales hablamos previamente, no tuvieron opción. Su condición apareció inesperadamente y aún está muy poco explorada por la ciencia. Esto les ocurrió de manera involuntaria; una reacción física incontrolable y sin tratamiento médico (hasta ahora).

La situación es diferente con un adicto, pues este elige bajo su propio juicio y decisión la forma en que actúa. Aunque aquí existen diferentes procesos mentales individuales, la ciencia ha encontrado diferentes soluciones aplicables según los niveles de intensidad que dominan una adicción.

¿Hay tratamiento para los adictos a videojuegos e Internet? Por supuesto, pero está en las manos de cada quien actuar a tiempo. Regular el uso de la tecnología día tras día y evitar que una adicción aparezca y alcance niveles tóxicos es una responsabilidad particular.

Debes entender que el mundo moderno involucra herramientas muy útiles para conseguir una vida exitosa. Aprende a manejarlas con responsabilidad e inteligencia. Aprovéchalas para tu vida y sé consiente del poder que ejercen sobre nuestros comportamientos, tanto si están presentes en tu rutina como si no lo están.

Y tú, ¿cómo controlas tu adicción a Internet?

Referencia:

Lo and Behold, Documental del cineasta Wener Herzog.

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