Dicen que, a fin de cuentas, existen solo dos tipos de personas: los que ven al mundo como un aliado y los que lo ven como un enemigo. Quienes ven al mundo como un aliado, confían en sus propias capacidades para sacar el máximo provecho a cada oportunidad y lograr sus objetivos; quienes ven al mundo como un enemigo, a menudo poseen una baja autoestima y desconfían de sí mismos, por lo que resulta más creíble para ellos asumir que el universo entero está en su contra.
Con gran acierto lo dijo una vez el exitoso artista Bob Ross:
“El secreto para hacer cualquier cosa es creer que puedes hacerlo.
Cualquier cosa que creas que puedes hacer, puedes hacerla. Cualquier cosa.
Lo que necesitas es creer”.
Así que pon en marcha los siguientes consejos para mejorar la confianza en ti mismo y convertirte en tu fiel seguidor número uno. En poco tiempo notarás que la forma en que piensas y te percibes a índole personal puede hacer que lo que creías imposible de conseguir se transforme en tu realidad.
1. Ten siempre en mente las cosas buenas que ya has logrado
Si te enfocas en la carencia en lugar de apreciar lo que ya has conseguido, vivirás en la desdicha. La apuesta no es borrar de tu mente las grandes metas, sino entender que todo largo viaje amerita recorrer primero diez millas, luego cincuenta, luego cien, y que todo logro pequeño te impulsa para la consecución de triunfos más grandes.
Muéstrate siempre orgulloso de tu propio andar, consérvate agradecido y motivado y no habrá intemperie ni fatiga que te saque del camino.
2. Aprende a disfrutar de tu propia compañía
La soledad, ya sea física o emocional, puede dinamitar la autoestima, generar miedo e inseguridad y fomentar el desánimo. La solución a esto es enamorarte de ti mismo, no en un sentido narcisista sino de autoapreciación de tus valores, creencias y cualidades con la misma seriedad con que abordarías la admiración de las virtudes en un ser querido.
De esta forma, serás capaz de hallar placer en tu propia compañía y descifrarás los espacios reservados para ti mismo como terrenos fértiles para el autoconocimiento.
3. Recuerda que cometer errores significa que tuviste el valor de intentarlo
No dejes de incursionar en nuevos desafíos por miedo a equivocarte, cometer errores es lo que diferencia a quienes se atreven a vivir de quienes permanecen estaqueados en el epicentro de su zona de confort.
Nada crece en los jardines de la mediocridad.
4. Haz siempre lo que creas correcto sin importar lo que piensen los demás
Defiende con buena letra y decisión tus valores y creencias fundamentales, no porque seas un tirano, o porque tu forma de ver el mundo sea más válida que la del resto, sino porque tus principios son tuyos y es un derecho básico actuar conforme a ellos.
Que las decisiones que tomes sean siempre coherentes con lo que tu voz interior considera auténtico, y jamás te traiciones a ti mismo. Recuerda las palabras de Marco Tulio Cicerón: “Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo”.
5. Recuerda que eres el único responsable de tu vida y tus pensamientos
Nadie más que tú tiene voz de mando en tu cabeza, los acontecimientos externos sólo pueden influir en tu estado de ánimo o en tus decisiones si lo permites.
Olvídate del qué dirán, de ganar el favor de personas a quienes no les interesa el tuyo, no viniste al mundo para dedicarte a agradar a todos sino para crecer y alcanzar la mejor versión posible de ti mismo, una que sea, primero, de tu agrado, y luego, del agrado de los tuyos.
Haz que tus pensamientos marchen siempre en sintonía con este principio, te curarás de verte afectado por la energía negativa de personas que sólo contribuyen a flagelar tu confianza.
6. Ejercitar el cuerpo es otra forma de ejercitar el espíritu
Que tu apariencia externa sea un reflejo de tu fortaleza interior. Ejercítate regularmente, no para lograr una “talla perfecta” de esas que implican matarte de hambre o sudar hasta deshidratarte, sino para aprender a respetar y valorar cada centímetro de tu cuerpo, para amarlo tal y como es.
En la medida en que te sientas cómodo con tu apariencia física, tu autoestima y confianza se verán enriquecidas.
7. Sé el primero en reconocer tus logros
No hace falta caer en los extremos: ni es necesario presumir de tus bondades a diestra y siniestra como un perfecto engreído, ni es un requisito esperar que medio mundo te congratule para poder hacerlo tú mismo.
Se trata de saber darte una palmadita en el hombro por cuenta propia de vez en cuando, de hablarte a ti mismo con propiedad y sapiencia del esfuerzo realizado y la recompensa obtenida, porque sin importar cuánto sepan o entiendan los demás, sólo tú sabes la magnitud del trabajo realizado.
8. Hazte cómplice de tu “niño interior”
Date alas para ser espontáneo y seguir tus instintos cuando algo te diga que ir por la derecha es mejor idea que tomar la izquierda. Salir de la rutina y probar cosas nuevas desarrolla la creatividad, fortalece la autoconfianza y te recuerda que nada está dicho de antemano, que puedes girar cuantas veces quieras y elegir la opción que te haga sentir más pleno.
9. Rodéate de personas que crean en ti
Depura tu círculo social de personas negativas, envidiosas o destructivamente críticas, no te hacen ningún bien y solo representan un obstáculo entre tú y una versión mejorada de ti mismo, más robusta, más feliz.
Nunca olvides que el pesimismo y la mediocridad son contagiosos; la premisa es confiar en la opinión de quienes te animan a construir, no de quienes buscan defectos en lo que han construido los demás.
Referencias:
Building Self-Confidence: Prepare Yourself for Success. (2016). Mindtools.com. Disponible en https://www.mindtools.com/selfconf.html
Por: Editorial Phrònesis
Para: elartedesabervivir.com