Muchas personas dejan de vivir el día a día porque la sombra del ayer los persigue, los distrae y los empuja a desperdiciar su bien más preciado, el presente, imaginando escenarios más favorables o más “justos”. Otros, simplemente desaprovechan las oportunidades de la vida porque les preocupa más la espera de la “gran oportunidad”, el momento ansiado en que todo lo que desean finalmente se manifieste.
Para todo aquel que no ha podido sanar las heridas del pasado o hallar un lugar de equilibrio y paz dentro de sí mismo, los sabios y maestros espirituales guardan enseñanzas valiosas que, quien desea vivir en auténtica armonía, sabrá leer con apertura de alma y consciencia.
Después de todo, nada puede agarrarse con los puños cerrados.
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Cambia tu forma de ver el mundo en lugar de esperar que el mundo cambie
Las ideas y sentimientos de los demás son suyos, sea cual sea su naturaleza, y no te corresponde a ti modificarlos. Sentarte a esperar que el mundo cambie su forma de pensar para acoplarse mejor a tus expectativas o filosofía de vida es una necedad.
Aprende a recibir, a asimilar, a aceptar la esencia de las cosas tal y como son. Cuando lo hagas, descubrirás también que las personas cambian con el ejemplo, no con palabras vacías, ni con amenazas, ni con promesas.
Tú eres tu propia voluntad, tu propia voz, el único arquitecto de tu destino. Enciende la primera luz y el resto, aunque poco a poco, se encenderá solo.
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Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado
Que la muerte no te sorprenda vagando en la ilusión de lo que debió haber pasado, lo que debiste haber hecho, lo que no debió suceder. Lo que pasó es la única verdad conocida y ningún dolor o culpa puede deshacerla; es posible y necesario, en cambio, atesorar la experiencia del pasado y saber que hay historias que se cuentan una sola vez para enseñarnos que no todo es digno de ser replicado, que el cielo de hoy es la oportunidad para probar que aprendimos a volar.
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Lo que los demás dicen o hacen no te define. El modo en que respondes a ello, sí
“Lo que Juan dice de Pedro dice más de Juan que de Pedro”, cuenta un refrán, y esto es algo que deberás entender si aspiras a construir una vida de paz interior y equilibrio.
No eres responsable de la opinión de los demás, tampoco de sus actos; eres responsable, tan solo, de la forma en que respondes a ellos. Si decides dejarte invadir por la creencia de que las malas lenguas te salpican de veneno y las malas voluntades entorpecen tu propia virtud, vivirás irritado, agazapado y a la espera de una ofensa cualquiera para salir de tu escondite y embestir al mundo en nombre de tu honor. Pero ¿qué clase de vida sería esta? ¿Qué alegría puede perdurar si depende de las ideas, conducta y errores de los demás?
Educa tu serenidad, tu fortaleza. Que la oscuridad del mundo no apague tu luz.
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El resentimiento no hiere a quienes te ofendieron, tan solo revive tu propio dolor
Vivir en perpetuo rencor por las ofensas del pasado es como ir bebiendo cicuta de a poquito para morirse a ritmo lento. Entiende que el perdón no equivale a otorgar concesiones a quienes te hicieron daño, se trata de soltar el peso descomunal que te cercena la piel y el espíritu, se trata de aceptar que ningún bien ha podido ser hecho nunca desde el odio.
Abraza mil veces más el recuerdo de quienes te aman que la memoria de quienes te decepcionaron, de lo contrario, vivirás dando más valor a aquellos que te causaron sufrimiento que a quienes estuvieron a tu lado para recordarte lo fuerte y valioso que eres.
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Haz lo mejor que puedas con lo que tienes, la vida no espera
Si imitas a aquellos personajes de la obra de Samuel Beckett, “Esperando a Godot”, y te asientas a la orilla de una carretera en espera de algo maravilloso que no llega, puede que te des cuenta demasiado tarde de que nada es más maravilloso que el milagro del ahora, y que esa fantasía de un “algo mejor” es otra forma de colgar los guantes y dejarse morir.
Si hay algo que te apasiona, algo que te enciende por dentro y le da sentido a tu vida, no cometas el error de esperar el momento correcto, la señal más clara, el día del año más soleado: hazlo ya, y hazlo con lo que tienes. Albert Einstein decía que no hay fuerza motriz más poderosa en el universo que la voluntad humana… Recuerda esto cuando el miedo te convenza de que tu voluntad no alcanza.
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No sacrifiques el amor a las personas por el amor a las cosas
Si inviertes tu vida en acumular objetos, tal vez descubras el día de tu muerte que nada de lo que tienes puede sustituir el calor de una mano sobre tu pecho, la caricia de unos dedos entre tus cabellos o el consuelo de un abrazo nacido del amor, del entendimiento.
No cometas la equivocación de darte cuenta a destiempo que el afecto sincero es el bien más preciado que alguien puede llegar a conocer.
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Caminando lento también se llega a buen puerto
Disfruta del camino, no te impacientes creyendo que el desenlace es lo más importante. Si llegaras instantáneamente a la cima de un valle, el placer de la vista carecería de valor, porque no tuviste que caminar horas para llegar ahí, no hay sudor en tu frente ni llagas en tus pies. ¿Qué serías, entonces, sino un intento de conquistador de cimas? ¿Un espontáneo?
Todo lo que estás viviendo construye un peldaño en la senda hacia lo que estás por vivir. Respeta tu proceso, conviértelo en tu testimonio personal.
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Un pez que solo nada en un estanque jamás llega a conocer el mar
O como diría el escritor Alejandro Jodorowsky: “Los pájaros enjaulados piensan que volar es una enfermedad”.
No te limites ni des por hecho que tu situación actual es un tipo de condena particular. No creas en el designio que difunde entre la gente que “las cosas son así porque sí”, nada es del modo que es por acción del azar, sino porque existe una cadena de eventos y decisiones que han edificado las circunstancias presentes.
Acepta y experimenta tus condiciones, saca de ellas el mayor aprendizaje posible, pero no vivas en un estanque cuando existe un mar infinito esperando para acogerte. Asume tu derecho natural a ser feliz y muévete, sigue moviéndote hasta que alcances un estado interior donde seas capaz de ver la vida como lo que es: un regalo invaluable.
Referencias:
http://www.elartedesabervivir.com
2 comentarios
Gracias. Voy a poner en práctica estos principios
Excelente!!