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Las 3 fuentes de estrés más comunes y cómo lidiar con ellas

Por Phrònesis
Cómo controlar el estrés

El estrés se define como un estado de irritabilidad o ansiedad relativamente permanente que se produce cuando las exigencias del entorno desafían el alcance de nuestras capacidades. Los efectos del estrés incluyen una sensación de zozobra que nos mantiene en vigilia y que puede reducir nuestros niveles de productividad, afectar nuestra salud física o repercutir en nuestro equilibrio psicológico.

Lidiar con el estrés no es fácil, sin embargo, aprender a identificar las causas exactas de su manifestación nos permite gestionar con inteligencia nuestras emociones y tomar las medidas necesarias para adoptar cambios en nuestra vida y asegurarnos un balance mental y orgánico más saludable.

Las siguientes son las fuentes de estrés más comunes citadas por la Asociación de Psicología Americana (APA):

1. Conflictos laborales

“Elige una profesión que te apasione y no tendrás que trabajar un solo día de tu vida”, dice una conocida frase. La cara torcida de la moneda le toca a quienes, haciendo o no algo que les apasione, se ven obligados a tener que soportar un ambiente laboral conflictivo, malos tratos o un salario injusto. Para ellos, el trabajo se extiende en doble jornada continua sin derecho a descanso, y el desgaste emocional se torna insoportable.

La APA recomienda aplicar en estos casos una medida drástica pero efectiva: ocuparnos de nosotros mismos y no de los demás. Cuidar de nosotros significa modificar hábitos personales que puedan estar contribuyendo a que nuestros niveles de estrés laboral sean demasiado altos (una dieta desbalanceada, no dormir lo suficiente, no beber demasiada agua o no hacer ejercicio con regularidad).

La clave es entender que cuando la fuente del estrés en nuestra vida tiene que ver con el comportamiento de otras personas resulta más coherente y maduro efectuar cambios en la forma en que afrontamos la conducta de los demás que echarse la soga al cuello y esperar que sean ellos quienes cambien de actitud. Después de todo, puede que su manera de comportarse no sea más que un reflejo de su propio estado de estrés.

2. Problemas de dinero

La economía abruma con facilidad a la gran mayoría de las personas, y tal parece que cuando la falta de dinero no es el eje del problema, la angustia por hallar el modo de producir cada vez más se convierte en el mantra que nos roba el sueño.

La APA indica que, incluso cuando la economía global marcha bien, las finanzas personales son causa de preocupación entre aquellos individuos que no saben cómo hacer frente a los cambios y manejar la ansiedad. En este aspecto, se recomiendan las siguientes estrategias para lidiar con el estrés:

  • Identificar los agentes estresores en nuestra economía personal y trazar un plan donde se especifiquen metas a corto, mediano y largo plazo para mejorar nuestra situación.
  • Hacernos conscientes del modo en que solemos manejar el estrés relacionado con el dinero, ya que algunas personas tienden a volcarse en actividades poco saludables, como fumar, beber o comer compulsivamente. Identificar estos patrones de conducta asociados con nuestras dificultades económicas es importante para erradicarlos por completo, ya que perjudican nuestro equilibrio emocional y toma de decisiones.  
  • Afrontar las dificultades como una oportunidad para crecer y mejorar nos previene de quedar atascados en una visión netamente pesimista de la realidad. Pensar en formas de sacarle provecho a nuestras circunstancias nos motiva a idear vías más saludables para lidiar con el estrés, por ejemplo: salir a caminar por las mañanas, comer en casa de nuestros padres, asistir a eventos culturales de entrada libre o empoderarnos haciendo uso de todos los recursos de bajo coste de los que antes no éramos conscientes.

3. Problemas en las relaciones interpersonales

Las discusiones familiares y de pareja son otra fuente de estrés que a menudo nos hace sentir la cabeza a punto de estallar. La cólera, la ansiedad y la depresión se convierten en estados emocionales comunes durante este y otros episodios de estrés temporal, así como las molestias musculares y estomacales, la presión arterial alta y las palpitaciones.

Para afrontar eficazmente el estrés ocasionado por roces en las relaciones interpersonales, la APA recomienda:

  • Ser conscientes de cómo manifestamos el estrés en un ambiente social, qué pensamientos nos abordan y de qué forma nos comportamos ante los demás. Identificar nuestra postura de afrontamiento es determinante para evitar conductas disfuncionales que puedan deteriorar nuestras relaciones personales y generar más estrés en el futuro.
  • Identificar nuestros puntos de quiebre o zonas débiles, estos son temas o ámbitos de la vida familiar que nos producen estrés recurrente (los hijos, la salud, el trabajo).  
  • Desarrollar técnicas saludables de manejo del estrés para estos temas en concreto, como puede la meditación, la respiración controlada o la musicoterapia. Cuando la mente está en calma, es más sencillo enfocarse en las soluciones y no en los problemas.

Por último, la estrategia infalible para manejar el estrés adecuadamente es diferenciar entre aquellas cosas que podemos cambiar y las que sencillamente no nos competen. En muchas ocasiones, lapidamos nuestra paz mental intentando solucionar los problemas de los demás o bien obsesionándonos con resolver situaciones que, al menos de momento, no tienen salida posible o conveniente.

Aprender que, a veces, no hacer nada es también una forma de tomar acción nos previene de caer en el círculo viciosos de las angustias interminables.

Referencias:

http://www.apa.org/topics/stress/index.aspx

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