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6 momentos de riesgo ante la depresión femenina

Por Dra. Iris Luna
Mujer con depresión en blanco y negro

Las mujeres tenemos dos veces más probabilidad de presentar depresión que los hombres. Esto se debe, entre otros, a los cambios hormonales que atravesamos a lo largo de la vida.

La depresión femenina se puede evidenciar desde temprana edad en las niñas , cuando les llega su primera menstruación, cuando una mujer acaba de tener un bebé o cuando entra a la menopausia.

Estas situaciones de la vida que conllevan un cambio hormonal viene con cambios fuertes en el ánimo que, sumados a otros factores, pueden generarle a la mujer depresión.

Cuando estás viviendo la adolescencia

El inicio de vida sexual a edades tempranas asociada a consumo de anticonceptivos orales puede ser problemático para el sistema hormonal es un momento de riesgo de depresión femenina. Los efectos de las hormonas ováricas en el cerebro comienzan temprano en el desarrollo del cerebro y continúan durante la adolescencia y la edad adulta.

Estas desempeñan un papel importante en el aprendizaje, la memoria, la motivación, el control motor, la cognición y la neuroplasticidad. Además, las hormonas ováricas también tienen efectos excitadores e inhibitorios en varios neurotransmisores.

Existe una fuerte asociación de los anticonceptivos hormonales con el posterior desarrollo de depresión, sobre todo cuando son utilizados desde etapas tempranas como la adolescencia, donde el ambiente hormonal de las mujeres se encuentra en constante cambio.

Conoce aquí las causas de la depresión femenina

Los datos más actuales establecen que hay anticonceptivos no orales, como  parches, anillos vaginales o aquellos que poseen levonorgestrel, que tienen una mayor capacidad de desencadenar depresión o incluso comportamientos suicidas en mujeres tanto jóvenes como aquellas de mayor edad.

Durante la adolescencia las hormonas gonadales pueden contribuir a la organización de las estructuras del cerebro y por lo tanto generar cambios duraderos. Estas modificaciones, hechas por hormonas, involucran sistemas corporales que a largo plazo serán mal regulados; aumentando el riesgo de depresión.

La depresión puede ser diagnosticada como una comorbilidad acompañando a otras condiciones como:

  • Trastornos alimentarios (TCA),
  • Trastorno de deficit de atención e hiperactividad (TDAH)
  • Trastorno negativista desafiante
  • Disforia de género (incongruencia entre el sexo que se siente o expresa y el que se le asigna)
  • Consumo de alcohol o sustancias psicoactivas.

En algunas jóvenes puede presentarse gran disforia e impulsividad. En algunas ocasiones los pacientes refieren que presentan “anestesia afectiva” y pueden recurrir a conductas autolesivas como cortarse o introducir objetos bajo la piel para provocarse dolor. Ellos manifiestan sentir algo o calmar sus estados de incomodidad al hacer estas prácticas.

En esta etapa cobran gran importancia los aspectos psicosociales y familiares. Como la distorsión de la imagen corporal, la comparación y el querer encajar en el medio. Así como la búsqueda de modelos con los cuales identificarse, la presencia de sobrepeso, el Bullying, vivir con una familia disfuncional y el abuso físico, sexual o emocional.

La depresión también puede aparecer asociada a enfermedades crónicas y al  uso de medicamentos. Trastornos como el hipotiroidismo, cáncer, acné, anemias o asma; así como el empleo  de corticoides o isotretinoina (roacutan) también pueden disparar un episodio depresivo.


Cuando te va a llegar la menstruación

Una o dos semanas antes de la menstruación se puede presentar síndrome premenstrual caracterizado por edemas, dolor en los senos, fatiga , irritabilidad, cambio en patrones de sueño y aumento del apetito. Este también es un momento de riesgo de depresión femenina.

Pero existe una forma más grave de esta patología premenstrual que afecta del 3 % al 5 % de las mujeres en edad fértil que menstrúan, el trastorno disfórico premenstrual (TDPM) Este  comprende un conjunto de síntomas afectivos, conductuales y somáticos que se producen cíclicamente. 

Los síntomas del TDPM se hacen presentes en la mayoría de los ciclos menstruales. Al menos cinco síntomas deben estar presentes en la última semana antes de la aparición de la menstruación, deben comenzar a mejorar pocos días después y ser mínimos o ausentes al final.

TDPM involucra la respuesta celular al estrógeno y la progesterona. Un marcado aumento en la ingesta de alimentos en la fase lútea tardía es un síntoma característico del trastorno disfórico premenstrual.

Aquí hay cambios de humor, irritabilidad, tristeza, baja autoestima, sensación de tensión “sentirse atrapada”, anhedonia, problemas de atención, fatiga, dificultades para dormir o hipersomnia y aumento del apetito.

La sobrealimentación o los antojos de alimentos específicos como golosinas, alimentos ultraprocesados o chocolate son constantes. Existen varias hipótesis que relacionan esta voracidad con la abrupta disminución de serotonina y dopamina durante el periodo premenstrual, el incremento de cortisol en sangre y una disminución de la progesterona o incremento de estrógenos que provocaría hipoglicemia.  


Cuando tienes síndrome de ovario poliquístico

El diagnóstico y tratamiento del síndrome de ovario poliquístico es fundamental para evitar complicaciones futuras en las mujeres que lo presentan. Es un problema de salud que afecta al 10% de las mujeres en edad productiva y también es un momento de riesgo de depresión femenina.

Aunque el componente genético tiene mucho que ver en que este síndrome afecte a varias mujeres de una misma familia, hay señales de alarma que hacen factible la detección de una enfermedad que puede derivar, si no se trata adecuadamente, en infertilidad, depresión, obesidad, diabetes, cardiopatía, hipertensión, o sangrados uterinos anormales.

En síndrome de ovario poliquístico hay desequilibrio hormonal

Los ovarios fabrican las hormonas estrógeno y progesterona, así como la hormona masculina andrógenos. Pero en las mujeres con síndrome de ovario poliquístico los ovarios fabrican cantidades de andrógenos más elevadas de lo normal y esto puede interferir en el desarrollo y liberación del óvulo. Esto provoca que se acumulen en los ovarios óvulos maduros no liberados dando el aspecto de múltiples quistes pequeños.

Este síndrome se identifica porque las mujeres tienen periodos menstruales irregulares, hay aparición de acné,  alopecia en algunos casos, oscurecimiento y engrosamiento de la piel alrededor de cuello (acantosis pigmentaria), las axilas o los senos. Así como exceso de vello en el rostro, el pecho y la espalda o un aumento de tejido graso sobre todo en la zona alrededor del abdomen.

Entre los problemas psicológicos que puede traer el síndrome de los ovarios se encuentran estrés, ansiedad, depresión, disminución de la calidad de vida, cambios en la imagen corporal e identidad, baja autoestima, y disfunciones psico-sexuales.


Cuando acabas de tener un bebé

La depresión posparto tiene una incidencia mundial del 15%. Es un trastorno afectivo severo diferenciado de la tristeza puerperal. Este último, conocido también como Baby-blues, afecta a 80% de las madres y no dura más de dos semanas.

La depresión postparto es un momento de riesgo de depresión femenina y puede aparecer en cualquier momento durante los dos o tres meses posteriores al alumbramiento. Está incluida en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, quinta edición (DSM-5) bajo la denominación de “trastorno depresivo durante el período perinatal”.

Este trastorno se puede asociar al suicidio y filicidio. El primero es una de las causas más importantes de muerte materna durante el período perinatal. La depresión posparto se relaciona con síntomas psicológicos y alteración de patrones biológicos.

Si quieres más información lee Depresión posparto: oscuridad al tener un bebé

Las pacientes presentan problemas para establecer vínculos afectivos con el bebé, estado emocional triste, altos niveles de cansancio, trastornos del sueño, ideas de culpa, alteraciones marcadas del sueño, anhedonia y afectación del eje responsable de la secreción de la hormona cortisol, necesaria para hacer frente a situaciones de estrés.

Aunque los síntomas suelen aparecer tras el nacimiento del bebé, las mujeres que desarrollan depresión posparto presentan síntomas psicológicos durante el embarazo. Situaciones como somatización, depresión, ansiedad y estrés específico del embarazo y mayores niveles de cortisol desde el primer trimestre.

Existe una forma grave de depresión psicótica postparto que afecta 1 de cada 500 madres  en las primeras seis semanas después del parto.


Cuando tienes “mal genio” todo el tiempo

La distimia es un trastorno del estado de ánimo de larga duración caracterizado por una disforia fluctuante que puede estar marcada por breves períodos de estado de ánimo normal.

Por cada tres casos en mujeres se da un caso en hombres de distimia de inicio precoz.

Puede iniciarse a los 10 años y tiene un curso crónico. Es como si el paciente tuviera “mal genio” durante al menos dos años, sin periodos libres de síntomas mayores a dos meses.  

Este trastorno se caracteriza por tener una visión pesimista del mundo, irritabilidad, alteración del apetito, cansancio, pobre autoestima, dificultades para concentrase y una persistente visión negativa del mundo.


Cuando estás en el climaterio o la perimenopausica

El riesgo de aparición de depresión aumenta en el periodo de transición hacia la menopausia o perimenopausia, cuando la vulnerabilidad depresiva se hace especialmente intensa.

Se han postulado mecanismos hormonales, psicológicos y socioculturales para entender la etiopatogenia de estos cuadros. El tratamiento de la depresión en la perimenopausia viene determinado por la gravedad clínica e incluye antidepresivos ISRS, psicoterapia y, en ocasiones, terapia hormonal sustitutiva mediante estrógenos.

La depresión perimenopáusica constituye un problema infradiagnosticado y poco tratado, que genera un alto nivel de sufrimiento y que merece una mayor atención por parte de los clínicos y el sistema de salud.

Durante la perimenopausia, la mujer puede presentar síntomas vasomotores, alteraciones del sueño, sintomatología depresiva, alteraciones en la esfera sexual, pérdida de la densidad ósea y disminución de las funciones cognitivas.

El estado de ánimo depresivo aumenta significativamente durante la perimenopausia y parece ser un periodo de mayor vulnerabilidad depresiva. El 20% de las mujeres premenopáusicas informan síntomas depresivos. En la perimenopausia la prevalencia se eleva al 30-40% y en la postmenopausia la prevalencia desciende de nuevo al 20%.

Algunos de los factores de riesgo que se han relacionado con la presencia de síntomas depresivos en la perimenopausia son tener historia de inestabilidad afectiva o síntomas depresivos, historia de síndrome premenstrual, un menor nivel educativo y económico, menopausia quirúrgica, y una mayor duración de la perimenopausia.

También se ha relacionado con la presencia de síntomas típicos de la perimenopausia como los sofocos, el insomnio, la ansiedad, los problemas sexuales y urogenitales. Algunos autores han señalado que las fluctuaciones de los niveles de estradiol en la perimenopausia y su influencia sobre la serotonina podrían intervenir en la aparición de ánimo depresivo ya que los meses inmediatamente anteriores y posteriores al último periodo menstrual se caracterizan por un descenso acusado de estrógenos.


Referencias

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1 comentario

Wilnerys Paola 22 julio, 2020 - 4:47 pm

Me emcanto leer esto gracias !!!

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