Muchas parejas tienen claro el deseo de concebir un hijo como un propósito prioritario para la consolidación de una familia, sin embargo, la interrogante común suele ser cuándo es el mejor momento para hacerlo.
Las preocupaciones que embargan frecuentemente a las parejas al pensar en el nacimiento de un hijo son la solvencia económica para afrontar los gastos y la madurez para conducir adecuadamente las responsabilidades que conlleva la paternidad.
La necesidad de contar con un empleo estable, una base profesional sólida y la preparación emocional para recibir a un nuevo miembro de la familia hace que la idea de tener hijos después de los 30 sea una resolución habitual. Pero ¿realmente es esta la mejor edad para embarcarse en la travesía de ser padres o nos dejamos llevar por temores y estereotipos para postergar el deseo interno de tener hijos?
La psicóloga y madre Susan Heitler considera que la televisión y la cultura popular han influido enormemente en la noción que muchas personas jóvenes tienen acerca del embarazo y la paternidad. También el mundo académico ha propiciado una imagen poco favorable que, según Heitler, hace creer a las parejas jóvenes que tener hijos a cierta edad es un lastre para su éxito profesional o personal.
Tomar la decisión de tener un hijo es trascendental. Es decidir que tu corazón caminará para siempre fuera de tu cuerpo” — Elizabeth Stone
Pros y contras de tener un hijo antes de los 30
Existe la idea de que las parejas deben estar comprometidas por un año o más antes de casarse y esperar el mismo tiempo después de haber contraído matrimonio para tener hijos.
De igual manera, es común la creencia de que las mujeres deben asegurarse primero una carrera laboral firme y estable antes de quedar embarazadas y ser incluso más meticulosas con esto que los hombres.
El asunto, explica Heitler, es que la suma de años que da el cumplimiento de estos prerrequisitos sociales resulta en un embarazo a los 30 años o después de estos, una edad poco recomendada desde el punto de vista biológico por las complicaciones en el embarazo, la dificultad para concebir y el aumento en las probabilidades de retardo mental y autismo.
Tampoco la madurez emocional es una razón demasiado consistente para dejar que se asomen los 30 antes de tener hijos, ya que la edad no se vincula estrictamente con la capacidad de planificación, responsabilidad y toma de decisiones que exige la paternidad.
La madurez que se requiere para ser padres se relaciona más con la disposición y la apertura al cambio que con la edad cronológica. De manera que es posible sentirse dispuesto y preparado para tener hijos a los 25 años y ser un padre más competente en comparación con alguien de 35 años que ha postergado la paternidad por temor al compromiso.
“La conclusión es que muchas parejas tratan el embarazo como un proyecto de la universidad”, explica Heitler. “Esperan hasta el último momento para comenzar a hacerlo, trabajan entonces febrilmente y luego esperan poder obtener una prórroga. Esa estrategia puede funcionar en la universidad. Es menos que ideal para formar una familia”.
Por supuesto, existe una diferencia significativa entre las parejas que han planificado tener un hijo que entre aquellas que no tenían en mente ser padres. La paternidad puede ser una prueba difícil para una pareja joven, en especial para las mujeres, que tienden a sentirse deprimidas y abrumadas por los cambios físicos y hormonales.
Para la terapeuta de pareja Leah Seidler, las personas jóvenes — en especial las que tienen hijos sin haberlo planificado — no poseen la experiencia necesaria para darse cuenta de que la primera etapa de vida después del nacimiento de un bebé es solo temporal, y esto hace que la relación de pareja se deteriore.
“El padre puede sentirse abandonado por su esposa, que súbitamente se muestra más preocupada por el nuevo ser que ha entrado a su vida”, explica Seidler.
“Lo ideal es que la pareja se apoye entre ella para asumir la transición y unirse todavía más, pero muchas parejas se distancian y alienan entre ellas, y esto puede dañar seriamente el matrimonio”.
Los 20: la edad ideal para ser padres según la ciencia
Desde la perspectiva biológica, las condiciones que experimenta el cuerpo humano durante los 20 son óptimas y favorables para la concepción de un hijo.
De acuerdo con un artículo publicado por la plataforma especializada Baby Center, si bien el embarazo y la paternidad pueden presentar inconvenientes a cualquier edad, el organismo parece estar diseñado para que esta sea la mejor década para procrear debido a las siguientes razones:
- Los óvulos de las mujeres jóvenes son menos propensos a concebir niños con anormalidades genéticas como las que influyen en el desarrollo del síndrome de Down.
- El riesgo de aborto involuntario es menor entre mujeres embarazadas a los 20 que entre mujeres embarazadas a los 30, 35, 40 y 45 años.
- El embarazo como condición física es más fácil de sobrellevar para mujeres en los 20 porque existe un menor riesgo de complicaciones como presión arterial alta y problemas ginecológicos.
- Las mujeres jóvenes son menos propensas a dar a luz bebés prematuros o bajos de peso que las mujeres mayores de 35 años.
Adicionalmente, retomar el hilo de la carrera laboral es más fácil cuando se es padre a los 20 porque existe mayor flexibilidad y facilidad para afrontar la transición de ser una pareja sin hijos a ser una pareja con hijos.
Para Susan Heitler, cuando la paternidad llega a una edad más avanzada las personas tienden a mostrarse más rígidas en la crianza de los hijos, lo que puede perjudicar la relación de pareja.
Referencias: Baby Center | Psychology Today