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11 aspectos que todo cuidador te agradecerá que practiques con él

Por Dra. Nancy Castrillón
Aspectos que todo cuidador te agradecerá que practiques con él

EL DOLOR, LA SOLEDAD Y EL AMOR COMO INGREDIENTES DEL CUIDADO 

Día Mundial en Contra del Dolor – Octubre 17-2015

A pesar de que la vulnerabilidad y la fragilidad forman parte de nuestra condición humana, y el que en cualquier momento de nuestra vida podemos ser heridos especialmente en nuestro estado de salud física y/o psíquica; ninguno de nosotros está preparado para padecer algún tipo de lesión o discapacidad, ya sea como consecuencia de una enfermedad grave o crónica o por el proceso natural que conlleva la edad o vejez; y mucho menos, tenemos la capacidad, para padecer y vivir en soledad, esta situación; que sin embargo, a prácticamente todos los cuidadores les toca vivir.

Les toca afrontar la soledad, el dolor y el sufrimiento que proviene del cuidar de uno de sus seres queridos, ¿por qué? ¿Quién está disponible para ayudar, atender o cuidar al cuidador? ¿Quién está ahí para escucharlo y darle unas palabras de aliento o de ánimo, cuando siente que no puede más? ¿Quién está ahí para acompañarlo y ayudarlo a paliar el dolor y el sufrimiento que trae el cuidar?

Cuidar además de que implica el atender todas las necesidades físicas de nuestro ser querido, también nos hace vulnerables a nuestro propio sufrimiento, porque cuando cuidamos ocurre que:

  • Somos testigos del deterioro físico y mental que conlleva la enfermedad.
  • Vivimos en primera persona el que no se acuerde de nosotros, a pesar de que estamos a su lado cuidándolo y acompañándolo las 24 horas del día.
  • Padecemos sus cambios de humor y de comportamiento, y en muchas ocasiones somos el blanco de sus agresiones físicas o verbales.
  • Sobrellevamos de la mejor manera el gran cambio que se ha producido en toda nuestra vida,  la cual no volverá a ser la misma.
  • Sufrimos al ver que la persona que amamos, sufre y por más que deseemos aliviar su dolor, a veces no lo podemos conseguir.
  • Soportamos la incomprensión de nuestras personas más cercanas, ya que por más que lo intenten no podrán comprender en su totalidad el cómo nos sentimos, porque nuestro dolor es una experiencia íntima, privada.
  • Sobrellevamos en soledad el cuidado, ya que en la mayoría de las ocasiones nuestros propios familiares nos dejan solos con las tareas del cuidado.

Cuidar no es fácil, por muy dispuestos y motivados que estemos, por mucho amor o gratitud que tengamos por nuestro familiar, o por mucho que deseemos ayudar; cuidar es una tarea que duele, desgasta y agota; pero en la mayoría de las ocasiones estos sentimientos logran pasar desapercibidos por los demás, y a veces hasta para los mismos cuidadores, ya que en muchos casos solo viven para cuidar y atender las necesidades de su ser querido y se olvidan por completo de sí mismos y de sus propias necesidades de amor, o compañía, o de su propio dolor.

Por otro lado, cuando abordamos el tema del cuidado y todo lo que conlleva, solemos focalizar nuestra atención en el dolor y el sufrimiento del familiar enfermo; pero el dolor, el sufrimiento y la soledad de los cuidadores, ¿dónde queda? Casi siempre queda en el olvido, porque con respecto al cuidador nos enfocamos más en el estrés y sus síntomas, en la angustia o el cansancio, y en lo que denominamos “síndrome del cuidador”, y esto está bien, sin embargo, no podemos olvidar que todos somos seres vulnerables, frágiles y finitos, y que cuando cuidamos yo también sigo siendo un ser vulnerable, frágil y finito, y la enfermedad de mi familiar está ahí para recordarme esta innegable verdad; y por esta verdad y por todo lo que implica el ejercicio del cuidado, yo como cuidador también necesito del amor y el cuidado de los demás para poder cuidar con cuidado, pero principalmente para poder tener “un buen vivir”.

Así pues, todos los cuidadores se sentirán agradecidos si de vez en cuando:

  1. Reciben una llamada de algún amigo.
  2. Si los invitan a tomar un café y pueden hablar de otros temas que no sea “el cuidado”.
  3. Les dan un brazo sin haberlo pedido y sin que haya un motivo especial.
  4. Los ayudan con las tareas del cuidado para que puedan tener un espacio de respiro.
  5. Les dicen unas cuantas palabras de ánimo.
  6. Los escuchan de manera atenta y respetuosa.
  7. Los cogen de la mano, y los ayudan a sostenerse cuando están agotados y sienten que no pueden más.
  8. Les dicen que pueden contar con su ayuda más allá de la presencia física.
  9. Les brindan compañía  y no los dejan solos con esta experiencia.
  10. Intentan comprender sus sentimientos.
  11. Valoran lo que están haciendo.

Todos los familiares, amigos y personas cercanas de los cuidadores deben tener siempre presente, las siguientes palabras del escritor norteamericano John Updike,

“Ningún ser humano puede ser dejado solo.
Necesitamos otras presencias.
Necesitamos los ruidos suaves de la noche.
Necesitamos los suspiros de una alteridad duradera a nuestro lado”.

Y yo le agregaría,

Necesitamos ir cogidos de la mano del amor y la compañía de los demás para que nuestro transitar por la vida y el cuidado de nuestros seres queridos sea un poco más dulce y amable.

Por: Dra. Nancy Castrillón
Licenciada en Psicología / Universidad de San Buenaventura, Medellín – Colombia
Máster en Neurorehabilitación / Universidad Autónoma de Barcelona
Máster en Humanidades /Universidad de Barcelona
Contacto: mnancycastrillon@gmail.com
Facebook: nancycastrillon

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